Por Carolina Bergero
Foto de tapa: Ana Rodban
Tenemos que asumir la equivalencia de capacidades cognitivas como una premisa básica, que no se da en nuestra sociedades, pues hay una cadena de desprecios coloniales que presupone la “ignorancia del indio” y se filtra por los poros de lo cotidiano para erigir los muros del sentido común. (Rivera Cusicanqui, 2018)1
Latina Bausch, la última obra que dirige el bailarín y coreógrafo Miguel Valdivieso, realiza una apertura de proceso los sábados de Junio a las 21.30 hs en la sala _lado b de la Fundación Cazadores, un espacio de experimentación sobre las prácticas artísticas contemporáneas en pleno barrio de Chacarita. Con esta obra, Valdivieso recibió grandes reconocimientos, entre ellos el Premio Plurinacional Eduardo Abaroa y Bienal de Arte Joven de Buenos Aires.
Durante los sábados de mayo pudimos espectar el primer trabajo de su autoría, Cómo puedo desear tanto esto, repuesta en el teatro Área 623 y antesala de Latina Bausch. Una obra llena de danzas clichés que Valdivieso quiere hacer antes de que su cuerpo ya no dé más. Un manifiesto poético del deseo, un cuerpo lleno de expectativas y pretensiones, un territorio de cicatrices y esperanzas. Una conmovedora sátira que desteje la hegemonía academicista mientras perturba, altera, toca y desplaza los alambrados del colonialismo.
Latina Bausch retoma este tema tan de agenda en las artes. Una bailarina ofuscada por el eurocentrismo busca transgredir el espíritu ancestral de su danza autóctona boliviana con el objetivo de ingresar y pertenecer al circuito de festivales internacionales. Así, esta obra ensaya relaciones donde el cuerpo, el espacio, el tiempo y lxs otrxs son extensiones medibles de donde extraer “algún tipo de beneficio” en el mercado del arte. Con el tono irónico que caracteriza al coreógrafo, toma la tangente de una situación que se va torciendo, mientras despliega una potencia de resistencia y emerge un gesto que se fuga del binarismo.
Miguel acepta su deseo de hacer “arte for export” para dejar entrever el modo neoliberal que reproducen las artes en un mundo capitalista. De manera conjunta, la categoría de “exotismo”, nombrada por Miguel en la obra, actúa como soporte y efecto de la empresa colonial, que pega esta etiqueta al hacer del cuerpo latinoamericano un instrumento en el establecimiento del modo de producción capitalista. En esta obra los modos de percibir, de sentir, de mover, de pensar, de narrar, en los procesos de subjetivación, entran en tensión con la regulación afectiva neoliberal exitista, resultista y felicista.

En el manifiesto poético inicial de Cómo puedo desear tanto esto, el autor declara “quiero que compren y programen mis trabajos, quiero estar en todos los festivales, en todos los países, en todos los continentes, en todo el mundito del arte, quiero que me vean bailando cualquier cosita y gustarles”. La consistencia de este manifiesto, como muchos manifiestos, opera en base a una articulación de prácticas que, precisamente, manifiesta: pone de relieve y apela a modos de hacer, mientras nos da la ocasión de volver sobre varias cosas, entre ellas, la regulación del deseo en cuanto el cuerpo está atravesado por el mestizaje.
Avanzada la obra,Valdivieso presenta a su alter ego y próxima pieza: Latina Bausch. Sale a escena hablando en inglés con un chal bordado color rosa, luego menciona que esa mantilla era de su bisabuela boliviana: “Mi nombre es Latina, yo soy hija de la danza… A continuación bailaré un mix coreográfico inspirado en el clasicismo griego” También menciona que las coreografías tienen más de 100 años de creación y que sólo las bailará con música hecha por mujeres andinas bolivianas. Luego declara: “Yo soy la danza” en más de ocho idiomas distintos y, acto seguido, despliega la serie de coreografías que invocan las aproximaciones ch´ixi de Rivera Cusicanqui.
En Latina Bausch, el artista retoma ciertas ideas coreográficas, aunque de manera más incisiva, busca copiar fielmente coreografías de escenas de obras de Pina Bausch e Isadora Duncan, todas variaciones realizadas con música andina boliviana. También vemos danzas folklóricas de la tradición de Bolivia, como la cueca, aunque entre estas coreografías se cuelan ciertos tintes europeos: zapatos de flamenco y algunos pasos y zapateos típicos de danza española. Las escenas en general están en constante diálogo con el trabajo de las cantoras, poetisas y escritoras bolivianas como Gladys Moreno, Matilde Casazola, Luzmila Carpio y María Galindo.
Entonces, si todas estas experiencias danzadas apuestan por otras dinámicas de las relaciones corporeidades/territorialidades, la obra Latina Bausch señala ocasiones donde transformar no tanto los cuerpos mismos o del entorno, sino las relaciones abonadas en términos de reciprocidad más que de rendimiento. Tal vez esta obra busca construir eso que Silvia Rivera Cusicanqui nombre como “epistemología ch’ixi de carácter planetario”, “una ecología de saberes”, con la “compartencia” en lugar de la competencia, la mezcla lingüística como táctica de traducción. Una invitación a situar nuestros gestos en una continuidad donde se mezclan nuestras maneras de conocer, de entrar en relación.
- Rivera Cusicanqui, Silvia (2018) Un mundo ch´ixi es posible, Buenos Aires: Tinta Limón ↩︎
Qué: Latina Bausch
Quién: Dirección e interpretación: Miguel Valdivieso.- Asistencia de dirección: Marta Salinas.- Colaboración artística: Martín Flores Cárdenas.- Diseño escénico: Giselle Hauscarriaga.- Asistencia coreográfica: Efraín Rada, Carolina Bergero.- Edición musical: Luciano Di Gennaro.-
Cuándo: Sábados 7, 14, 21 y 28 de junio, a las 21:30 hs.
Dónde: Sala _lado b Villarroel 1438, – Chacarita